Un hombre de 50 años oriundo de Florencio Varela fue engañado cuando se disponía a adquirir una 4x4 que había visto a la venta en Facebook.
Una camioneta marca Ford Ranger modelo 2011 publicada a la venta en Facebook por 700 mil pesos lo asombró. Para el hombre de 50 años, oriundo de Florencio Varela y de visita en Mar del Plata, resultaba una gran opotunidad de cambio: el Volkswagen Vento en el que había arribado a la ciudad era pretendido por su cuñado, al que con su mujer habían venido a visitar. “Te vendo el auto, compro la chata y me vuelvo en una 4×4”, pensó. Pero la realidad lo dejó a pie.
La historia de una nueva estafa denunciada en la comisaría séptima resultaría inverosímil si esa misma maniobra no se hubiera producido en distintas oportunidades a lo largo del último tiempo. Además, como la víctima es un turista, se comprende que no tiene por qué saber que la Justicia local ya había iniciado diversas investigaciones por situaciones similares.
Todo comenzó el último martes, cuando el denunciante observó la publicación en Marketplace, el sitio de venta de todo tipo de objetos y productos de Facebook. La Ford Ranger modelo 2011 le interesó y, como se encontraba de visita en la casa del hermano de su mujer, le pidió opinión. El cuñado le dijo que era una gran oportunidad y, como ya se lo había transmitido en distintas oportunidades, volvió a decirle que le vendiera su auto. Se trataba de un Vento modelo 2010 en el cual la pareja había llegado a Mar del Plata por la autovía 2.
No se lo pensó demasiado: ese mismo día el hombre, un chofer de colectivos con más de 25 años de experiencia, se decidió a contactar a los vendedores de la camioneta con el objetivo de ir a verla. Si le gustaba, la doble operación se realizaría en pocas horas y se volvería a Florencio Varela en un vehículo un año más moderno y bastante más grande.
Lo primero que hizo fue intercambiar teléfonos con la mujer que figuraba como autora de la publicación en la famosa red social. Luego, planearon una cita en el puerto, donde finalmente se encontraron el mismo martes a la noche.
“Miramos la camioneta, nos subimos y andaba lindo. Como tenía un vidrio roto y había que hacerle arreglos, no nos pareció bajo el precio al que la ofrecían. Pedían 700 mil pesos“, contó la víctima a LA CAPITAL. Así fue como se convenció y quiso adquirir los papeles en ese mismo momento. Sin embargo, los vendedores le dijeron que el intercambio se haría en una gestoría al día siguiente. Antes de despedirse, abonó 200 dólares como seña.
En la mañana siguiente, y con el Vento ya vendido a su cuñado, el hombre se reencontró con los vendedores y ocurrió el primer momento sospechoso: la camioneta estaba cerrada y las llaves habían quedado adentro. Así, debieron esperar la presencia de un cerrajero que solucionara el problema. Media hora después, la pareja propietaria de la 4×4 y el matrimonio que quería comprarla abordaron el mismo vehículo y se dirigieron a la supuesta gestoría, en pleno centro de la ciudad.
Como no había lugar para estacionar la camioneta, uno de los vendedores condujo y dio varias vueltas, mientras el otro descendió y se dirigió al interior de una joyería en la que, según dijo, funcionaba la oficina en la que se realizaría el trámite. Antes de hacerlo, le pidió al comprador los 4500 dólares restantes que poseía para cambiarlos.
“Yo no tengo maldad y no sospeché nada, porque estábamos con uno de ellos y arriba de la camioneta. Les di la plata e inclusive, mientras se hacía esa operación, volvimos al puerto los tres y compramos pescado”, agregó la víctima en diálogo con este medio.
Final infeliz
Al regresar la camioneta al centro con los tres ocupantes en su interior para buscar los papeles y recoger a quien se había quedado en la supuesta gestoría, se produjo el segundo momento sospechoso: los papeles no estaban listos. Sin embargo, aunque tuvieron alguna duda, las víctimas siguieron adelante con la operación.
“Vamos hasta casa y esperamos ahí”, dijeron los vendedores. Los turistas aceptaron y entonces los cuatro se dirigieron hacia una vivienda de Torre de Vera al 600, donde finalmente se desataría el final de la maniobra ilícita.
Una vez que todos estuvieron en el interior de la propiedad, cuya puerta delantera estaba abierta, el dueño del vehículo le dijo a su mujer que prendiera las hornallas para hacer café mientras esperaban. También mencionó algo acerca de cómo debía cocinarse el pescado comprado en el puerto que al cabo jamás almorzarían.
En ese contexto, se retiró hacia la vereda diciéndole a su pareja que se había olvidado algo en la camioneta. Los turistas aguardaban sentados en la mesa de la cocina y el hombre se demoraba. Entonces, la mujer les dijo que iba hasta la vereda para ver si éste necesitaba algo, y ninguno de los dos regresó.
“Escuchamos el ruido de la acelerada y ahí nos dimos cuenta de que habíamos caído como dos carlitos. Nos queríamos morir. Se llevaron los ahorros de toda nuestra vida”, explicó la víctima, quien al darse cuenta de la estafa llamó a la policía.
Casa alquilada
Con la llegada de los patrulleros los vecinos de la casa se preocuparon y salieron a la calle. En ese instante, las víctimas se enteraron de que los estafadores no vivían en ese inmueble sino que días atrás lo habían alquilado. Poco después, arribó al lugar su verdadera dueña, quien les ratificó esa versión y, ante la consulta de los turistas, manifestó que no tenía documentación de los inquilinos porque el acuerdo “era por pocos días y se hizo de palabra” y el dinero convenido por ambas partes “se pagó en el momento”. De todas formas, y a pesar de la bronca de la pareja engañada, se ofreció a declarar si la Justicia la convocaba como testigo.
Todo terminó en horas de la tarde del miércoles con la denuncia en la comisaría séptima y el aporte a la policía de algunos videos y fotografías tomadas por las víctimas. En esos registros se pueden observar los rostros de los estafadores y su vestimenta, lo cual ahora será parte de la investigación que recayó en la Fiscalía de Delitos Económicos.
Según fuentes consultadas por LA CAPITAL, los autores del engaño y el robo serían miembros de la comunidad zíngara y ya habrían sido acusados por hechos similares en los últimos dos años.
“Vinimos en un Vento y nos volvemos a pie. Estamos destrozados”, concluyó su relato el hombre oriundo de Florencio Varela.